LOS MUNICIPIOS

 

Integran La Siberia Extremeña las siguientes poblaciones:

 

 

Impera en los pueblos de esta comarca una sencilla fisonomía, no exenta de sorpresas gratas para aquel que los desconoce, retazos de admiración presentes en parroquias y retablos, conjuntos monumentales, altivas fortalezas, fuentes ornamentadas, plazas y soportales, bellas mamposterías, bóvedas y artesonados. Tierra apartada, la comarca de La Siberia combina a la perfección la fusión entre lo cultural y lo natural, lo monumental y lo agreste, maravillando a propios y ajenos, fascinando a tal punto a algunos, que el propio Adelardo Corvasí, pintor oriundo de Badajoz, catalogó de “continua sorpresa” y “apartadas tierras que poseen bellezas insospechadas”.

 

Las costumbres y tradiciones que aún imperan en La Siberia suponen una mezcla de festividades religiosas y paganas. Entre las primeras encontramos todo tipo de romerías, procesiones, Corpus y similares. De las segundas encontramos hogueras, carnavales, danzas, fiestas de quintos y fiestas como las “Enramás” o variantes de la “Fiesta del Tizne”, constituyendo toda esta diversidad un rico amalgama de folklore y cultura popular.

 

La gastronomía típica de La Siberia, aprovecha la riqueza cinegética de sus parajes naturales para elaboraciones culinarias tales como guisos de carne de ciervo y jabalí, sin dejar de lado fauna ganadera como el cerdo. No puede faltar a la mesa el casi omnipresente “escarapuche”, originario de Peloche, pero extendido por toda la región. Cada localidad tiende a atribuirse un plato propio; así, en el caso de Villarta encontramos el “tasajo”, mientras que Talarrubias deleita al visitante con su “salmorejo”. Por lo demás, encontramos elaboraciones culinarias extendidas a lo largo y ancho de La Siberia Extremeña: Migas, calderetas, sopas variadas, pistos y similares. Hay también una gran tradición repostera, con postres como candelillas, flores, mantecados, rosquillas y tortas. No puede concluir este repaso gastronómico sin resaltar la importancia que tiene la manufactura de determinados alimentos, como la miel en Fuenlabrada de los Montes o el aceite de oliva y el queso de Castilblanco, que se erigen en auténticos motores de la actividad económica de aquellas localidades dedicadas a su elaboración. También se elaboran bebidas como los vinos de pitarra, la mezcolanza de mosto y aguardiente llamada “Gloria” o el denominado “Chapurrao” de Puebla de Alcocer, y que mezcla aguardiente, canela en rama, azafrán, hierba luisa y azúcar.