La tradicional danza de San Blas que se celebra en Garbayuela es una de las tradiciones extremeñas más antiguas de las que se tiene constancia. Su importancia es inculcada a los más pequeños, que ya desde tempranas edades se forman como “danzaores”, contribuyendo de esta manera al mantenimiento de este patrimonio cultural de valor innegable.

 

La danza en cuestión es ejecutada por unos 40 “danzaores”. Se emplean para la misma, como si fuesen sendas espadas, dos palos rectos de acebuche seco y con nudos. De la empuñadura de los mismos cuelga un cordón rojo con madroños de colores variados.

 

El origen guerrero de esta danza se refleja en su ejecución: Dos filas, frente a frente, a un metro de distancia, como combatientes prestos a batirse a golpe de espada. El ritmo lo marcan instrumentos variados como el saxofón o el acordeón, que sustituyen a la flauta y el tamboril tradicionales. Los palos chocan entre sí, acompasados, con una precisión encomiable. Los pies siguen pasos diversos: Cruzaíllo, doble, agachaílla… componiendo un recorrido que, tras recoger a las autoridades finalizará en la iglesia del pueblo, donde se efectuará la misa en honor a San Blas, seguida de una procesión. Se mantiene asimismo la ofrenda y subasta de dulces, siendo el ganador o ganadora de la misma quien tenga el honor de retornar la imagen de San Blas al trono del altar. Finaliza la danza en torno a las brasas de la hoguera de la noche anterior.

 

La Festividad de San Blas fue declarada en el año 2020 BIEN DE INTERÉS CULTURAL en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial por la Junta de Extremadura.