Tradición de Helechosa de los Montes que se viene celebrando desde hace más de 500 años. Esta representación de la lucha entre el bien y el mal tiene orígenes medievales, suponiendo además una mezcla de elementos paganos y cristianos. La representación cristiana se halla presente en el Corpus Christi, que se celebra 60 días después del Domingo de Pascua. Los vecinos acompañan la procesión por las calles de la localidad, acompañados por “Los Diablucos”, figuras que constituyen el elemento pagano de la fusión de elementos citados.

 

Los Diablucos encarnan al mal y como su propio nombre indica representan la figura de un diablo, componiendo su vestimenta un mono rojo de una sola pieza que incluye un rabo en su trasera. Portan una máscara demoniaca y van tocando tambores, cascabeles y castañuelas durante la procesión, danzando en torno al sacerdote que va bendiciendo cada altar presente en las calles, cuyo pavimento está engalanado por juncos y ramas, tomillo y romero. Llegada la procesión al Altar Mayor, los diablucos huyen en desbandada con motivo de la Eucaristía, representando esta alegoría el triunfo del bien sobre el mal.